Hellbound es nuestra realidad

En caso que se les haya pasado ver esta peculiar serie producida por Netflix este año, Hellbound (Jiok) nos muestra una realidad donde un ente fantasmagórico le avisa a ciertas personas la fecha en que morirán, pero no sólo eso, sino que en sus últimos momentos los sentenciados serán masacrados por unos seres espeluznantes y por si eso fuera poco, parecen quitarles el alma como último golpe de gracia.

Mientas que todo eso es completamente surrealista, esta serie coreana despierta en el televidente una furia tremenda, no por las acciones sobrenaturales, sino porque retrata nuestra sociedad en los aspectos más desagradables y extremistas.

Se vuelve claro que las sentencias de muerte son imparables e inapelables, y los seres humanos siguiendo nuestra naturaleza, tratamos de buscar una explicación, de racionalizar estos sangrientos eventos. Pero no hay una respuesta comprobable, así que buscamos la explicación en un plano superior: es mandato divino.

Y aquí es donde la “wea” se pone peligrosa, porque si bien es imposible conocer lo que sucede después de la muerte en planos extraterrenales y poco daño hace en sí mismo creer en ellos, las acciones de las personas que se denominan como parte de una religión o pregonan una ideología de odio transforman un suceso “natural” en uno de indignidad humana.

Para ellos, cada sentenciado a muerte es alguien repulsivo y pecador, que ha hecho algo terrible para merecer el castigo, aunque no pueda ser comprobado. En ese sentido, tiene un paralelismo con las redes sociales de hoy en día, hay tanto deseo de destrucción hacia el prójimo, que cualquier pretexto sirve para atacarlo.

Lo intenso en Hellbound, es la rabia que siente uno por aquellas personas que intentan ser un faro de razón, pero ante el contraste con las inalterables ideas religiosas y de odio, la respuesta de estos últimos es atacar a quien desafíe el status quo sobrenatural, la inalterable verdad.

La reacción social es abrumadora porque, así como en muchos casos reales, son la minoría quienes llevan a cabo las acciones de transformación (Arrowhead y la iglesia) y el resto de la población son seres inertes, esclavos de la verdad que otros pregonan ante una realidad incomprensible.

Al centro de todo esto se encuentran múltiples preguntas sobre la ética y la moralidad que la mayoría de las personas no se realizan: ¿Debo condenar a un “pecador”? ¿Brutalizar a un pecador está bien? ¿Odiar a sus familias está permitido? No hay un límite para el odio sin razón, por lo que son incapaces de ver que siguen ciegamente las fantasías de otros hacia un precipicio donde ellos mismos pueden ser empujados.

Y es espeluznante porque, aunque la serie de Netflix es completa ficción, no es muy diferente de lo que vivimos a diario con gente aliándose a pretextos vanos para agredir a otros, no escuchan a la razón, sino a las voces que gritan más fuerte un odio con el que se identifican. Y es ese mismo odio desmedido el que nos puede destruir, así como en Hellbound.

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Author: JesmenJ

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