El asunto con este tipo de películas (seres humanos pequeñitos contra gigantes monstruos) es que si has visto una las has visto todas. Claro que Kong tiene muy buenos efectos visuales, una decente actuación de Tom Hiddleston y un Samuel L. Jackson como un loco jefe militar dispuesto a matar todo lo que se le ponga enfrente con muy mal carácter (a que no se esperaban eso eh, muy original).
Y no es que me queje de que sea mala, al contrario es entretenida de ver y bien hecha, si vas al cine verás mucha acción y con buen ambiente. Pero más allá de eso, no tiene mucho, obviamente Kong no es el protagonista principal (espero que te hayas dado cuenta de eso antes de ir a verla aunque sea su silueta la que aparece en el cartel), pero el drama entre los personajes realmente no es gratificante, y como dije, nada original ni nada que no se haya visto antes.
(No te enojes con nosotros Kong, culpa a los escritores).
Sin duda lo más llamativo es que es una película sobre una historia que cautivó al público desde tiempos inmemoriales (o bueno, desde que salió la primera película en 1933), y con el diminuto detalle de pertenecer al «Monsterverso» donde en dos películas más (osea en el 2020) veremos a Kong pelear contra el Godzilla del 2014.
Y ya sin más, «Desabrida» sería la palabra que tienen en mente para la película y para esta crítica. Un sólido 3.7 y vámonos sobre de otra película.
